La mayoría pedimos consejos cuando sabemos la respuesta, pero queremos que nos den otra.
viernes, 30 de septiembre de 2011
domingo, 14 de agosto de 2011
El tío Gilito y sus secuaces
Decía Unamuno que, cuando en España se habla de honra, un hombre honrado debe ponerse a temblar. Más de uno debió de temblar el otro día, escuchando decir a un poderoso banquero que ahora los bancos serán más compasivos con sus clientes. Es hecho probado que a ningún banquero, de aquí o de afuera, le da acidez de estómago la ruina ajena. Un banquero es un depredador social con esposa en el Hola, un Danglars que traiciona a cuanto Edmundo Dantés cruza su camino, un Scrooge al que se la traen floja los espectros de las navidades pasadas, presentes y venideras, un tío Gilito que hasta con su sobrino el pato Donald -los que leíamos tebeos lo calamos desde niños-, ignora la piedad. Y ni falta que le hace.
De economía no tengo ni idea; pero lo que no soy es completamente gilipollas. Por eso me toca la flor, corneta, que los banqueros maltraten mi sentido común a semejantes alturas de la feria, en esta España donde no hay monumento al sinvergüenza desconocido porque aquí nos conocemos todos. Un infeliz país donde la gente puede verse obligada a cerrar tienda o negocio por equivocarse en su gestión; pero donde ningún banco ni banquero, que llevan años equivocándose en la gestión irresponsable de un dinero que ni siquiera es suyo, pagan el precio de sus errores. Nunca.
Durante mucho tiempo, al socaire ladrillero que el Pepé del amigo Aznar nos legó por sucia herencia, esa panda de golfos, que igual engorda con unos que con otros, concedió préstamos a todo cristo, sin importar la capacidad de devolución de la clientela. A mi hija, por ejemplo, cuando cumplió dieciocho años, le mandaron seductoras cartas ofreciendo créditos para coches, videoconsolas y ordenadores, los hijos de la gran puta. En vez de centrarse en su trabajo de captar dinero y prestarlo bien, los bancos inundaron España de créditos que rozaban lo fraudulento. Lo usual era hipotecar la casa, en un ambiente de euforia que llevó hasta conceder el precio total de la vivienda, tasada por encima de su valor real, a veces con una cantidad suplementaria, también a sugerencia del propio banco. Y esto fue Disneylandia. Alentada, naturalmente, por la estúpida condición humana; por nuestra criminal simpleza, capaz de tragarse que alguien vendiera duros a cuatro pesetas, y que un empleado que ganaba mil quinientos euros al mes pudiera permitirse -«yo también tengo derecho» fue la frase de moda, como si tener derecho equivaliese a tener posibilidades- hipotecarse en una casa de medio millón, coche para el niño y vacaciones en el Caribe.
Al fin, como era de esperar -aunque nadie parecía esperarlo-, todo se fue al carajo, y los bancos quedaron saturados de garantías que no garantizaban nada. De casas que no valían lo que los tasadores de esos mismos bancos dijeron que iban a valer. El resto lo conocemos: los bancos no quisieron asumir las pérdidas. En cuanto al Gobierno, en vez de decirles oye, cabrón, te has equivocado, así que ahora paga por ello, lo que hizo fue darles dinero. Pero, en vez de destinar esa viruta a proteger a sus clientes, lo que hicieron los bancos fue trincarla para mantener su beneficio. Ni un duro menos, dijeron. Y lo que ocurrió, y ocurre, es que el Estado mira y consiente. Un Gobierno tan aficionado a gobernar por decreto como éste podría limitar las comisiones que cobran los bancos en tarjetas, transferencias, cuentas y cosas así. O los sueldos y beneficios de los banqueros. Pero eso, dicen, conculca los principios del Estado liberal. Obviando, claro, que más liberales son Gran Bretaña y Estados Unidos, donde sí han limitado los ingresos de los banqueros. Allí, cuando el Estado da dinero, vigila qué se hace con él. Por eso se ha metido en los consejos de administración de los bancos y ahora vigila desde dentro. Si piden mi apoyo, exijo. Y cuidado conmigo.
Pero esto es España, y los políticos evitan meter mano. Lo hicieron con las cajas de ahorro cuando todo era ya tan disparatado que no quedaba más remedio. Es el lobby bancario quien decide y el Estado el que babea. Nada raro, si consideramos que los principales deudores de los bancos son los sindicatos y los partidos políticos; y que, tanto a esos dos payasos que salen en la tele con pancartas llenas de siglas como a los de corbata y coche oficial, los bancos los tienen agarrados por las pelotas, o -seamos paritarios- por el folifofó. Y mientras el tendero, el del bar, yo mismo si no vendo libros, asumimos nuestras pérdidas y nos vamos a tomar por saco, nuestro banco se las endosa a otros, sin despeinarse. Y tan amigos. Ahora, para más recochineo, están saliendo a bolsa entre sus mismos depositarios.
A sacar más dinero de aquellos a quienes ya se lo sacaron. Haciendo la bola más grande todavía. Y lo que dure, pues oigan. Dura.
Publicado por Arturo Pérez-Reverte en XLSemanal (Nº 1242. Del 14 al 21 de agosto de 2011).
Publicado por Frangarod en 15:40 0 comentarios
Etiquetas: Actualidad, Reflexiones
miércoles, 27 de julio de 2011
Bright Storm
Autor: Cain Pascoe.
Publicado por Frangarod en 14:48 0 comentarios
Etiquetas: Miradas de un gato
domingo, 26 de junio de 2011
lunes, 16 de mayo de 2011
Superviviente de un campo de exterminio Hutu
Publicado por Frangarod en 18:08 1 comentarios
Etiquetas: Fotos para la historia
miércoles, 11 de mayo de 2011
Thought of You
Publicado por Frangarod en 21:47 0 comentarios
Etiquetas: Animación, Audiovisuales, Música
viernes, 6 de mayo de 2011
Fire in the Sky
Publicado por un gato encantado de la Luna en 14:42 0 comentarios
Etiquetas: Miradas de un gato
sábado, 30 de abril de 2011
Lo dijo... Antoni Gaudí
La pintura, a través del color, y la escultura, mediante la forma, representan los organismos existentes. Figuras, árboles, frutas expresan su interioridad a través de su exterioridad. La arquitectura crea el organismo. Por ello, tiene que regirse por una ley en armonía con las de la naturaleza. Los arquitectos que no se atienen a este principio hacen chapuzas en lugar de una obra de arte.
Publicado por Frangarod en 15:56 0 comentarios
Etiquetas: Citas, Palabras de artista
jueves, 28 de abril de 2011
Elogio de la serenidad
Posiblemente, cuando estas líneas vean la luz, Japón, su terremoto y el subsiguiente tsunami ya habrán pasado a engrosar ese purgatorio de olvido en el que cae cualquier suceso al cabo de unas semanas. Así lo ordena lo que hemos convenido en llamar la actualidad. Uno tiembla y se consterna con la desgracia ajena, pero después de unos días son otros temblores, otros motivos de consternación los que nos afligen, y de este modo va pasando la vida. Porque en este mundo trepidante, y por tanto olvidadizo, todo tiene más o menos la misma fecha de caducidad que un yogur desnatado, algo que podría parecer risible si no fuera tan trágico. Es innecesario decir que el sufrimiento de quien padece una catástrofe continúa ahí. Y, posiblemente, sea incluso más agudo tras el momento de la tragedia, ya que se tardan años, por no decir décadas, en sobreponerse a algo de esas dimensiones. Es lo que está ocurriendo en Haití, por ejemplo, donde, una vez fuera del foco de la rabiosa actualidad, la gente se resigna a reanudar el largo camino hacia la vida normal esperando que llegue a sus manos al menos una mínima parte de la ayuda humanitaria que se generó a raudales cuando era noticia caliente. Japón, en cambio, tiene la enorme ventaja sobre Haití de ser un país rico, por lo que su reconstrucción será -a pesar de que el destrozo ha sido mayor- más rápida y eficaz. Pero es que este país cuenta, además, con una inestimable ventaja adicional. Una que tiene que ver con eso que hemos dado en llamar el factor humano. En otras palabras, cuenta con la particularísima forma de ser de su gente. Para referirme a ella, debo empezar por reconocer que nunca he sido especial admiradora de la cultura japonesa. No me gustan los haikus, y el resto de su literatura me resulta premiosa, cuando no muy ajena a mi forma de pensar. Por su parte, los japoneses en general me inquietan, me parecen seres insondables, cuando no algo hipócritas. Tampoco me interesa especialmente su arte, y de su estética lo que más me atrae es lo que menos tiene que ver con las personas, como sus jardines, por ejemplo. En resumen, los nipones me parecen -me parecían, debería decir- alienígenas en el más respetuoso y literal sentido de la palabra o, lo que es lo mismo, personas de un mundo muy alejado del mío. Ahora ya no. Ahora he descubierto lo equivocada que estaba en todos los sentidos. Es un tópico decir que el alma humana solo se conoce cuando se enfrenta a la adversidad. Pero los tópicos lo son precisamente porque reflejan algo que es cierto. De este modo, la triple tragedia del Japón ha puesto de manifiesto el temple de su gente. Nosotros, que desde la comodidad de nuestras casas y ante el televisor hemos podido observar su desgracia, hemos visto con creciente admiración cómo no se producía ni una escena de histeria ni una señal de descontrol en las largas colas para conseguir víveres y apenas un par de casos aislados de pillaje y desorden. Es como si ese pueblo aceptase con resignación oriental la desgracia como algo inevitable e insondable. Pero no. No se trata en absoluto de fatalismo ni de resignación, sino de un comportamiento mucho más inteligente y eficaz. Un pueblo tan avisado como milenario sabe que su mejor arma contra la catástrofe es el orden, el temple, la resiliencia. No como sometimiento a un castigo que parece divino, sino como actitud -la única posible y la más adecuada- para sobreponerse al dolor y comenzar la reconstrucción. No solo porque, como decía Camus, no hay desgracia por grande que sea que no pueda conjurarse con la más total indiferencia, sino por otra razón que muy bien haría en aprender nuestra sociedad occidental, tan quejica e infantiloide que, a la mínima contrariedad, llora y se desparrama con el absurdo reproche de «¿por qué a mí?». Y la razón es que la contención y la serenidad ante el dolor no son solo un gesto heroico de grandeza y temple, sino la más poderosa y –diría- única arma para luchar contra la adversidad y el inmenso dolor. Eso lo sabían muy bien nuestros abuelos en tiempos más duros y no estaría mal que también lo aprendiéramos nosotros, ahora que pintan bastos.
Publicado por Frangarod en 22:09 0 comentarios
Etiquetas: Actualidad, Reflexiones
lunes, 25 de abril de 2011
El Universo en una cáscara de nuez
Publicado por Frangarod en 20:58 0 comentarios
Etiquetas: Ciencia y Tecnología, Fragmentos, Literatura
domingo, 24 de abril de 2011
Sunset
Publicado por un gato encantado de la Luna en 21:11 0 comentarios
Etiquetas: Miradas de un gato
Sunrise
Sunrise
Sunrise
Looks like morning in your eyes
But the clock's held 9:15 for hours
Sunrise
Sunrise
Couldn't tempt us if it tried
Cuz the afternoon's already come and gone
And I said
Hooo, hooo, hooo
To you
Surprise
Surprise
Couldn't find it in your eyes
But I'm sure it's written all over my face
Surprise
Surprise
Never something I could hide
When I see we made it through another day
Then I say
Hooo, hooo, hooo
To you
And now the night
Will throw its cover down, ooo, on me again
Ooh, and if I'm right
It's the only way
Hooo, hooo, hooo
To you
Hooo, yeah, hooo, hooo
To you
Norah Jones: Feels Like Home (Blue Note Records, 2004).
Publicado por Frangarod en 16:04 0 comentarios
Etiquetas: Música
viernes, 22 de abril de 2011
Día de la Tierra 2011
Publicado por Frangarod en 14:15 0 comentarios
Etiquetas: Audiovisuales, Naturaleza y Ecología
martes, 19 de abril de 2011
lunes, 18 de abril de 2011
The Mountain
The Mountain from Terje Sorgjerd on Vimeo.
Este video recoge diversos parajes de la isla de Tenerife (mi isla) y las maravillas que sus cielos pueden ofrecer a quienes suban a contemplarlos desde sus montañas. Sin duda alguna, de los mejores sitios en el mundo para los que gusten de la astrofotografía. Todo mi reconocimiento a su autor por haber plasmado de manera inmejorable las bellezas naturales de esta tierra.Publicado por Frangarod en 18:18 3 comentarios
Etiquetas: Audiovisuales, Música, Naturaleza y Ecología
domingo, 17 de abril de 2011
Lo dijo... George Bernard Shaw
Si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él.
Publicado por Frangarod en 16:55 0 comentarios
Etiquetas: Citas
Semiramis
Publicado por un gato encantado de la Luna en 16:46 0 comentarios
Etiquetas: Miradas de un gato
viernes, 15 de abril de 2011
De buena tinta
Hace casi 90 años, Norman Montagu, gobernador del Banco de Inglaterra entre 1920 y 1944, escribía en una carta dirigida a la Asociación de Banqueros de Estados Unidos:
"El capital debe protegerse por todos los medios, tanto por la combinación como por la legislación. Las deudas deben ser cobradas, las hipotecas ejecutadas lo más rápidamente posible. Cuando, a través del proceso de la ley, la gente común pierde sus casas, se volverán más dóciles y más fácilmente gobernables a través del brazo fuerte del gobierno aplicado por un poder central de la riqueza bajo el control de los principales financieros.
Estas verdades son bien conocidas entre nuestros principales dirigentes, quienes ahora se comprometen en moldear el imperialismo que gobernará el mundo. Dividiendo a los votantes gracias al sistema de partidos políticos, podemos conseguir que gasten sus energías luchando por cuestiones sin importancia. Es así, mediante la acción discreta, que podemos asegurar para nosotros lo que ha sido tan bien planeado y realizado con tanto éxito." *
Y yo me pregunto: ¿Les resulta familiar algo de lo que aquí exponía? ¿Creen que puede tener aún vigencia el contenido de este escrito? Al margen del pensamiento de Montagu, de posible ideología filofascista, resulta cuanto menos sorprendente cómo se podía expresar una persona de su cargo en términos que podríamos definir de cualquier manera excepto democráticos. Pero más sorprendente aún, si cabe, es que no nos sorprenda nada (y valga la redundancia) como tan oscuros vaticinios se han convertido en realidad casi una centuria más tarde.
These truths are well known among our principal men, who are now engaged in forming imperialism to govern the world. By dividing the voter through the political party system, we can get them to expend their energies in fighting for questions of no importance. It is thus, by discrete action, we can secure for ourselves that which has been so well planned and so successfully accomplished."
[Montagu Norman, Governor of the Bank of England, addressing the United States Bankers' Association, New York, 1924.]
Publicado por Frangarod en 22:32 1 comentarios
Etiquetas: Actualidad, Reflexiones
martes, 12 de abril de 2011
Unicornio de porcelana
Publicado por Frangarod en 14:47 0 comentarios
Etiquetas: Audiovisuales, En corto, Reflexiones