"Da igual el paso de los siglos, ¿no hablamos siempre de la intemporalidad del arte? Por fin "la bella ha llegado", la perfecta imagen de Nefertiti, el precioso y preciado rostro de inigualable carisma, admiración de una suma de poderes en un rostro femenino.
La bella inspiración de un rostro privilegiado. La miro en la eternidad de su misterio entregada a una sonrisa eterna y erigida desde su perfecto cuello, cariátide de su barbilla, y bien me hubiera gustado tallar ese rostro a mí o al menos estar cerca del artista que supo comprender la belleza de la musa egipcia o que me hubieran dejado darle color, policromar el objeto inerte hasta que respire, iluminar su perfil engalanado, pintar sus joyas para que adquirieran el valor máximo, el de la infinitud.
Con la lucidez que proporciona la contemplación de la hermosura, me quedo con el busto de Nefertiti, me lo quedo para siempre, me entrego a los encantos imperecederos de la efigie y al reposo confortable del ensueño."
Mar Solís (escultora).
Hace 10 horas
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