lunes, 2 de julio de 2007

La tumba de Jesús y los grandes descubrimientos de nuestro tiempo

Hace unos días tuve la oportunidad de ver el afamado y polémico documental "El sepulcro olvidado de Jesús", que los cineastas Simcha Jacobovici y James Cameron (director y productor, respectivamente) realizaron para Discovery Channel. La hipótesis que nos plantea, como el título indica, refiere al supuesto hallazgo de la verdadera tumba de Cristo y de su familia en un lugar denominado Talpiot, a medio camino entre las ciudades de Belén y Jerusalén. Con este punto de partida, a lo largo del metraje se nos van desgranando toda una serie de pruebas que conducen a la probable confirmación de tal hipótesis y que no voy a enumerar aquí, puesto que toda la información al respecto se puede hallar en el enlace de más arriba, al margen de que no es un comentario crítico lo que me motivó a escribir estas líneas. Lo que en verdad llamó mi atención fueron las reacciones contrarias que suscitó, en la mayoría de los casos desproporcionadas, y ver cómo casi nadie ha concedido la más mínima oportunidad a una hipótesis bien documentada y presentada.

Es por ello que me hice esta pregunta: ¿Es posible un descubrimiento de envergadura en la actualidad? y tras meditada respuesta concluí que no, a menos que los grupos de poder mediático así lo quieran. No obstante conviene matizar brevemente esta sentencia. En primer lugar, habría que ver dentro de qué "rama del saber humano" se daba un descubrimiento así. Y pongo un ejemplo; sería muchísimo más posible que se produjera ese hallazgo dentro del campo tecnológico (se puede ver en los avances que se producen casi a diario) que dentro del histórico. La razón, en mi modesta opinión, es bien sencilla: La presión de determinados colectivos en contra de un descubrimiento de esas características es inmensamente menor en las áreas del saber donde la tradición tiene un peso menos significativo. Obviamente, es más fácil construir desde cero, que destruir lo cimentado con hierro y hormigón para volver a construirlo de nuevo.

Si algo no interesa que se conozca a un grupo de poder (y nótese que hablo de "intereses"), éste ejercerá todas sus influencias en los medios a su disposición para "taparlo". Además, en la actualidad es aún más fácil que en épocas pretéritas, pues no es necesario silenciar ese "algo que no debe saberse"; la forma más fácil de refutarlo es desacreditarlo directamente. Es decir, da igual que la opinión pública conozca la verdad, si se la muestra revestida de mentira y se siembra la duda sobre ella.

"El sepulcro olvidado de Jesús" presenta una hipótesis, simple y llanamente, y que con total seguridad se puede refutar de manera tan convincente como se nos presenta. Sin embargo, es un asunto tan comprometido y afecta a tantos millones de personas, que pocos se atreven a trabajar sobre él por miedo al mismo desprecio al que los autores del documental se han visto sometidos. Y menos que nadie las élites científicas e intelectuales. Granjearse una buena reputación académica supone un enorme esfuerzo (a veces de toda una vida) como para no tirarlo todo a la basura por mor de una hipótesis sumamente arriesgada. En definitiva, que en torno a determinadas cuestiones es mejor dejar las cosas como están y han estado siempre que descubrir la verdad, porque la verdad puede herir más mortalmente que la más grande de las mentiras.

FRAN.

0 comentarios: