viernes, 19 de junio de 2009

Con inmenso dolor

Hoy escribo con las entrañas porque es un día especialmente triste. Y lo es por culpa de unos asesinos cobardes que no permiten que la gente de bien vivamos en paz. Hoy ha vuelto a asesinar ETA. La víctima, un ciudadano inocente, como siempre. Porque sobre Eduardo Puelles García no puede recaer ninguna culpa por el mero hecho de ser policía. Él no es culpable de ningún delito como esos malditos criminales quieren hacer ver a una minoría obtusa y ciega que los apoya. Ellos son los únicos malos de esta película que, desgraciadamente, no llega aún a su fin. Porque todas las ideas del mundo se pueden discutir en el foro apropiado, incluso las que plantean estos sujetos. Pero no se puede imponer la voluntad de unos pocos sobre muchos, y jamás con las manos manchadas de sangre. Estas bestias sanguinarias han segado la vida de un policía, un buen profesional como muchos otros que los combaten y seguirán haciéndolo hasta dar con todos ellos en la cárcel, el único lugar de este mundo que merecen para vivir. Pero, por encima de todo, han matado a un hombre inocente, con nombre y apellidos, un padre de familia que deja viuda y dos huérfanos. Este es el verdadero drama de su repulsiva acción. Por todo ello no merecen sino un calificativo, y es el de gentuza. Gentuza de la peor calaña. ¡Que un día experimenten en sus propias carnes todo el dolor que han causado!

FRAN.

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