domingo, 25 de julio de 2010

La sombra de un lector

Muy de vez en cuando la vida te da la oportunidad de sentirte un privilegiado. Da igual que sea condición exclusiva, o compartida por millones, como tampoco importa su procedencia o repercusión. El caso es que lo sientes y deseas compartirlo. A mí me ha pasado de una manera que no imaginaba aunque, siendo honesto, no me ha sorprendido del todo. Leyendo.


Y es que hace unos días tuve el inmenso privilegio de convertirme en uno más de tantos que han caído rendidos ante el talento literario de Carlos Ruiz Zafón. Su primera gran novela, "La Sombra del Viento", tejió la tela de araña, y yo, incauto de mí, fui presa de ella. Volar con la imaginación mientras mis ojos iban dejando atrás esas brillantes líneas ha sido una experiencia única, como solo los grandes de la literatura pueden ofrecer. Su embrujo me atrapó para siempre, como el de las calles y rincones de una Barcelona de posguerra perdida en la memoria de los sueños. Lugares tan pintorescos y mágicos como el Cementerio de los Libros Olvidados u oscuros y tenebrosos como el caserón Aldaya forman ya parte de mi subconsciente y las aventuras de un joven Daniel Sempere siguiendo los pasos de Julián Carax nunca podrán caer en las brumas del olvido.

"La Sombra del Viento" es una obra genial, como solo las musas pueden inspirar y su lectura algo más que una recomendación. Maravillándome con libros así siento lástima por esas personas que, por desidia o ignorancia, por aburrimiento o desconocimiento, jamás se acercan a la literatura. Ellos nunca sabrán lo que se siente al pasar esas páginas de emoción, nunca vivirán otros mundos ni realidades que tanto tienen que aportar. Pero los lectores continuaremos el viaje de las letras, un viaje sin fin en el que nuestras sombras, arrastradas por el viento, seguirán proyectando las historias robadas a los libros.

FRAN.

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