La Virgen de las Rocas - Leonardo da Vinci (h. 1483-1485) - Museo Nacional del Louvre
En 1480 Leonardo recibió el encargo de pintar una Inmaculada Concepción por parte de la Confraternidad milanesa del mismo nombre. Tres años más tarde, el contrato se extendió para incluir la colaboración de los hermanos Ambrogio y Evangelista de Predis, que debían pintar dos paneles laterales para ella. De esta forma la obra se convertía en un tríptico (aunque es probable que esa fuera la intención original del cliente).
Sin embargo, tuvieron que transcurrir 25 años para que la pintura llegara a su destino. Se cree que Leonardo habría exigido un adelanto cuando la obra estaba casi completa y como no lo consiguió, la vendió a otro cliente (ésta es la versión que se encuentra en el Louvre). No obstante, la confraternidad exigió su cuadro. Por ello, el maestro comenzó una tabla completamente distinta que no habría satisfecho las demandas de la institución, provocando la exigencia de la Virgen de las Rocas original. La segunda pintura que finalmente le entregó en 1508 es la versión que hoy está en Londres.
Ambas pinturas representan la leyenda apócrifa de un encuentro entre los pequeños Jesús y Juan el Bautista durante el descanso en la huida a Egipto.
La composición se vertebra en torno a la figura central de la Virgen que acoge bajo su manto a Juan, en actitud orante, al tiempo que sitúa su mano izquierda sobre la cabeza de Jesús en un gesto protector. El Mesías, sentado junto al arcángel Uriel, alza su mano derecha bendiciendo al Bautista. En la versión del Louvre, el ángel apunta con un dedo a este último mientras mira hacia el exterior del cuadro, gesto que desaparece en la versión de la National Gallery. El cuadro londinense también contiene atributos no presentes en el del Louvre, como el tradicional bastón cruciforme que identifica al Bautista, o los nimbos místicos (considerados un añadido posterior a la muerte de Leonardo).
Llama poderosamente la atención el refugio rocoso en que se ubican los personajes divinos, sobrecogedor por su aire de irrealidad intemporal definida a base de claroscuros. También destaca el empleo de la técnica del sfumato, que difumina las líneas de los contornos otorgando una suavidad insuperable a las formas.
Dijo Leonardo (y es perfectamente aplicable a estas tablas): "El ojo recibe de la belleza pintada el mismo placer que de la belleza real... La belleza perece en la vida, pero es inmortal en el arte... La pintura es poesía muda; la poesía pintura ciega".
FRAN.
Hace 43 minutos
1 comentarios:
Francis,
Una genialidad de Da Vinci, maravilloso el empleo de los claroscuros (percepción personal aunque no soy docta en la materia), y tu explicación sobre la pintura es clara y precisa. No sé pero también sería interesante saber un poco más sobre los simbolismos de la misma.
Saludos.
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