Hace ya algún tiempo que venimos asistiendo a un uso exacerbado de la palabra fascista en los medios de comunicación y, en general, en la mayoría de foros de discusión políticos de nuestro país. Hasta tal punto es así, que el significado de esta palabra -mal empleada por unos y otros- ha comenzado a tergiversarse de tal manera que prácticamente nadie se pone de acuerdo en lo que verdaderamente significa (y valga la redundancia). Ni siquiera en mi estimada wikipedia parecen llegar a un consenso definitivo en la/-s definición/-es de la dichosa palabra. Baste con echar un vistazo a la página de discusión sobre el asunto. Así pues, "tanto ruido y tan pocas nueces" me han aventurado en esta empresa ciertamente imposible: arrojar un poco de luz (aunque quizás solo consiga oscurecer aún más el entendimiento de mis lectores -y el mío propio-) sobre lo que significa ser fascista.
Pero empecemos por dar una ojeada al diccionario de la RAE. Según nuestra academia de la lengua, por fascista se entiende: 1. Perteneciente o relativo al fascismo; 2. Partidario de esta doctrina o movimiento social; 3. Excesivamente autoritario. Lo que nos lleva inevitablemente a la palabra fascismo, definida en estos otros términos: 1. Movimiento político y social de carácter totalitario que se produjo en Italia, por iniciativa de Benito Mussolini, después de la Primera Guerra Mundial; 2. Doctrina de este partido italiano y de las similares en otros países. La primera conclusión que podemos extraer es que el fascismo como tal, en su génesis, se circunscribió al ámbito concreto de Italia en el período de entreguerras, y que su ideología se extendió por otros países con distintos nombres. En segundo lugar, en estos cinco puntos del diccionario podemos localizar dos de sus características principales: es totalitario y autoritario. Esto nos lleva a una nueva consulta para dilucidar qué se entiende por totalitarismo: 1. Régimen político que ejerce fuerte intervención en todos los órdenes de la vida nacional, concentrando la totalidad de los poderes estatales en manos de un grupo o partido que no permite la actuación de otros partidos. Asimismo, aún cuando parezca evidente, también conviene ver autoritario: 4. Dicho de un régimen o de una organización política: Que ejerce el poder sin limitaciones (nótese que he tomado la acepción número 4 obviando las anteriores por ser la más coincidente con el tema en cuestión). Resumiendo hasta aquí, el fascista (al margen de su origen estrictamente italiano), es totalitario, pues defiende una concentración de poderes en un único partido o persona; es autoritario, pues pretende un ejercicio de ese poder sin limitaciones de ninguna clase; y es "excluyente", pues rechaza la actuación de otros (partidos, personas) en ese ejercicio del poder.
Esta última definición directamente extraída de nuestra apreciada lengua castellana y su diccionario oficial aclara muchas dudas sobre lo que el fascista es, pero creo conveniente ampliarla para dotarla de mayor significado, por medio de una simple relación dialéctica, con lo que el fascista no es. De ello se deduce que el fascista no es democrático -puesto que es totalitario-, y no es igualitario -puesto que es autoritario-, no queriendo, bajo ningún concepto, la inclusión de otros en las funciones de gobierno. Así pues, la idelología fascista se sustenta en un sometimiento total del pueblo, al que niega su participación en el gobierno, y es elitista, pues reniega de la igualdad social de todos los ciudadanos.
Ahora bien, la democracia basa sus pilares fundamentales en la participación de todo el pueblo en la organización social, y en la libertad individual de los ciudadanos, tanto de acción, como de pensamiento. Por tanto, siendo el fascista, como es, antidemocrático, propugnará también la implantación de un pensamiento único -el suyo- que dirija las acciones y pensamientos de cada individuo.
Aún se podrían buscar múltiples imbricaciones en torno al fascismo, pero creo que con las mencionadas es más que suficiente para tener una idea medianamente clara de lo que es ser fascista. Dicho esto, parece también claro que ninguna de las definiciones reseñadas entra a valorar el carácter -siempre subjetivo- de "derechas", o de "izquierdas" del fascista, superando esa cuestión con la más clara marca de "extremista". Por ello me permito hacer el siguiente reproche a todos esos políticos que tan a menudo se llenan la boca tachando de fascistas a sus rivales: No se es más o menos fascista por ser de "derechas" o de "izquierdas", se es fascista cuando se es intolerante con las ideas del adversario político y cuando se raya incluso la violencia en la defensa de unos ideales sobre otros.
Como dijo Voltaire: "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo".
FRAN.
Hace 7 horas
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