Estos días no salgo de mi estupefacción contemplando en los medios todas las barbaridades que se han vertido en torno al asesino ese de ETA que responde al nombre De Juana Chaos. Peor aún, admito haberme sentido escandalizado con las dudas de nuestros jueces ante la toma de una decisión definitiva sobre el asunto. Por todo ello he creído conveniente dejar clara mi postura aquí.
Este sujeto fue condenado a 3.000 años de prisión por 25 asesinatos cometidos durante su "carrera" de terror. Desgraciadamente, y por culpa de un código penal excesivamente benévolo, podía quedar en libertad tras una ridícula estancia entre rejas de sólo 19 años. La indignación popular fue mayúscula. Sin embargo, el sujeto no dejó de delinquir mientras estuvo en la cárcel, y con la ley en la mano, fue juzgado nuevamente al cumplir la pena anterior. Los cargos presentados en su contra: apología del terrorismo y amenazas continuadas. Entre los mensajes que transmitió desde su reclusión por medio de cartas, algunos tan edificantes como el siguiente: "Me encanta ver las caras desencajadas de los familiares en los funerales. Aquí, en la cárcel, sus lloros son nuestras sonrisas y acabaremos a carcajada limpia". Se le encontró culpable, y se le condenó a otros doce años de prisión. Sin embargo, al sujeto en cuestión le entró la depresión postcondena, y quien durante toda su vida se ha pasado por las partes pudendas el "estado de derecho", decidió apelar a él poniéndose en huelga de hambre.
Y así llegamos al caso que tantos titulares ha suscitado. El reo experimentó una merma de salud por inanición de extrema gravedad, hasta el punto de que podía conducirlo a la muerte. Por tanto, desde algunos sectores se solicitó su puesta en libertad acogiéndose a razones humanitarias. La apelación llegó a los jueces encargados del asunto y estos obraron en consecuencia. Básicamente, se planteaban tres posibilidades: a) Dejarlo morir en la cárcel. Esta opción fue correctamente desestimada puesto que los jueces -y todos los ciudadanos que convivimos dentro del "estado de derecho"- consideraron que la eutanasia no es legal hoy por hoy en nuestro país, y que ni siquiera él merece morir como un perro abandonado a su suerte; b) Ponerlo en libertad vigilada en su domicilio dejándole recuperarse al calor de su hogar. Esta opción fue correctamente desestimada porque este despreciable ser que jamás se ha arrepentido de sus bárbaros actos no es merecedor de ningún beneficio en reducción de condena; c) Alimentación forzosa en un hospital hasta que esté en condiciones de regresar a prisión para cumplir íntegramente su pena. Esta opción fue correctamente estimada como la idónea para un sujeto de su calaña, y me atrevo a decir que avalada por una amplísima mayoría del pueblo español.
Fin del caso.
Voy a ser malo: ¿Por qué no se endurece en España el código penal para los cada vez más frecuentes delitos de sangre que nos azotan? ¿cuándo se atenderá al clamor del pueblo en pos de justicia y se pondrá remedio a su desconsolado sentimiento de indefensión? ¿qué temen PP y PSOE cuando les "toca gobernar"? ¿qué los llamen "fachas" por ponerse duros? ¿o es que prefieren ser "blanditos" para contentar al atajo de canallas pseudointelectuales que pululan por los medios? ¿cuándo cerrarán sus bocazas los "progres" y las mentes "bienpensantes" de este puñetero país? ¡Ojalá todos los De Juana Chaos de España y del mundo desaparecieran de la faz de la Tierra y dejaran al resto de las personas de bien vivir en paz!
Sólo pedimos una cosa: ¡JUSTICIA!
FRAN.
Hace 7 horas
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