miércoles, 29 de abril de 2009

Pandemia

Tengo miedo a la enfermedad.
La temo porque he visto su rostro;
el rostro del dolor,
del sufrimiento,
de la muerte.

La peste ha regresado,
con otro nombre,
con otro aspecto,
envuelta en un manto nuevo,
pero tan despiadada como antaño.

Quién sabe si para purgar nuestros pecados
o porque su naturaleza asesina,
atemporal,
la trae de vuelta nuevamente
para sembrar el caos.

Silencioso es su deambular;
su pisada profunda;
su huella,
un reguero de mudas tumbas.

El pánico la acompaña,
un terror cuyo nombre
hiela la sangre
y atenaza los corazones.

Y la oscuridad lo envuelve todo,
proyectando su atmósfera,
densa e irrespirable,
sobre nuestros sentidos truncados,
y rendidos.

Aquí y allá un lamento,
murmullos apagados que elevan su tono
y su número
hasta componer un coro
de pavorosos gritos.

Pandemia,
susurra una voz todavía lúcida;
muerte,
la contesta otra con frío desdén,
solo muerte.


Un gato temeroso de una noche sin Luna.

3 comentarios:

dulce dijo...

No puedo decir q es bello. Es sólo un retrato fiel y triste, de lo que estamos viviendo.
Se vislumbra una noche larga, sin luna, ni estrellas, sin esperanza cercana.

Frangarod dijo...

Puede que sea un retrato fiel, pero es solo momentáneo. Igual que vino se irá y tengo el pálpito de que será más pronto que tarde. Así que no desesperes Dulce. ¡Ya se hará de nuevo el día!

Anónimo dijo...

La yersinia pestis en el siglo XXI es de celulosa, y el sembrador la extiende entre los niños que habitan Pandemonium. No escuchen los cantos de goecia.