La Comisión Mundial sobre Ambiente y Desarrollo (Comisión Brundtland) proponía en el año 1987 la definición más conocida para las palabras Desarrollo Sostenible, entendido por aquel que “satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para enfrentarse a sus propias necesidades”. Y a buen seguro que los habitantes del pueblo murciano de Bullas y sus autoridades debieron de tenerla muy presente cuando se embarcaron en la aventura de dotar a su municipio con el equipamiento para hacer de esta definición una realidad.
Así, en noviembre de 2007 entraba en funcionamiento su huerto solar, con el que cubren el 21% de sus necesidades energéticas, equivalentes al 42% del consumo de los hogares bullenses. Unas cifras que, por exiguas que puedan parecer, suponen al efecto 8.000 toneladas de CO2 menos emitidas a la atmósfera por año. Además, las placas solares, ubicadas entre las lagunas de maduración de una depuradora que surte de agua al regadío de la zona, compensan el 30% de su consumo eléctrico. Todo ello produce unos beneficios económicos que se están invirtiendo en un taller de formación de energía solar y varias cocinas solares que se han instalado en el merendero del pueblo (capaces de llevar a ebullición un litro de agua en seis minutos).
Por último decir que el acuerdo al que llegaron Gehrlicher Solar (instaladora del huerto) y la alcaldía del PSOE, proporciona trabajo estable a 15 personas a través de la empresa que gestiona su funcionamiento, algo muy importante para una localidad severamente afectada por el freno de la construcción en España. Un pequeño municipio como Bullas se sitúa, de esta manera, a la vanguardia nacional en cuanto a desarrollo sostenible se refiere, dando todo un ejemplo de ahorro energético y manteniendo la buena salud de su entorno natural.
FRAN.
Noticia tomada de El Mundo edición digital.
Hace 1 hora
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